Sam vivía en dos mundos; en el real y uno paralelo. Para huir de la realidad se aferraba a ese mundo tan distinto al realidad a la que tenia que hacer frente cada día cuando despertaba. Su mente permanecía más horas en ese mundo llamado Minecraft que había creado e imaginado en su mente, que en en el mundo real.
Una noche mientras dormía. una voz femenina le llamó por su nombre, indicándole a seguirle por los parajes del maravilloso mundo que podían crear juntos.

_Seremos un personaje en un mundo también infinito —le indicó la voz femenina. Juntos podemos crear un nuevo universo, un nuevo mundo, el que tú desees y como quieras que sea. Tan solo debes utilizar la mente y soñar. Soñar en ese mundo. Juntos podemos crearlo —prosiguió la voz —tan solo dame la mano si estas convencido de dejar de dejar este mundo y venirte a Minecraft.
_Sí, lo estoy —afirmó Sam, hablando con la mente, mientras permanecía dormido.

La mente de Sam dio un giro de ochenta grados y se dispersó de la realidad para huir junto a la desconocida dama blanca que en sueños le hablaba y juntos llegaron a Minecraft. El mundo que Sam siempre había soñado vivir. Ahora se había hecho realidad.

Mientras en el mundo real, Sam dormía plácidamente. Aunque a ojos de los demás, esperaban que despertara del como que había sufrido. Esperaban con ansias sus mas allegados a que despertara, pero la mente de Sam se encontraba demasiado bien en el otro mundo, aunque los que permanecían en el mundo real, no supieran lo que en su mente estaba sucediendo.
Sam junto a la mujer llamada la dama blanca crearon un mundo juntos rodeados de paz y armonía.
Muchos se preguntaran cuando despertó Sam. Solo puedo decir que sigue siendo una incógnita sin poder resolver. Sam tuvo que escoger entre vivir en este mundo o ser transportado al mundo que tanto había anhelado. Ese mundo se llamaba Minecraft.

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