Somos como piezas de ajedrez. La vida es un juego en el que nos movemos en bandos diferentes. Alice y Pierce se miraban a los ojos, frente a frente. En silencio. Pensando en el movimiento que hacer, y en el que podría hacer su contrincante. ¿En que estrategia pensaba Alice? y ¿en cual Pierce?.
Sus vidas se encontraban en el tablero. Adictos a un juego que desde niños empezaron a practicar como amigos y que la vida les llevo a enfrentarse, convirtiéndolos en enemigos en el juego. El juego de su vida.
Lo que antaño fueron los mejores amigos, a través del juego. Ahora, convertidos en adultos, se veían enfrentados por el juego que de pequeños les unió. Rivales en el juego, rivales en la vida.