Julia se encontraba con su bolsa de palomitas recién hecha, mientras se acomodaba en el sofá para ver una de esas películas de fin de semana, en las que se encontraba sin compañía. Descartó las del género amor, ya que había roto con su novio y no tenía ganas de ver ningún tipo de película relacionado con ese tema. También descartó las de miedo. Prefería verlas en compañía. Obviamente.
Las de drama ni hablar. No estaba para llorar. Solo le quedaban las de aventuras y las de suspense. Se decantó por ver una de aventuras, cuyo título y portada le llamaron la atención. No recordaba tener o haber visto esa película. La curiosidad pudo más. Ahora sí ya estaba preparada para verla tranquilamente.
En la pantalla aparecieron unas letras cuyo texto decía: «No aptos para mayores de 18 años». Julia se echó a reír para sí misma. Ella ya los tenía más que superados. Con el bol de palomitas encima de regazo, empezó a a darle el primer mordisco a las palomitas, aún calientes.
En un instante efímero, las luces se apagaron dando paso a la oscuridad. Una luz apareció de la pantalla del televisor, dando lugar a una cara de un hombre misterioso. Cuyas palabras resonaron en sus oídos:
Julia, bienvenida. Has decidido por voluntad propia sumergirte en este peligroso juego. Aceptaste los términos que daban acceso a lo que suponías que era una película, cuando lo que estas viendo es tú realidad.
Cuando las luces volvieron a encenderse, Julia había desaparecido, dejando derramadas por el sofá las palomitas. La única pista, la única huella que Julia dejó en su casa. Se encontraba muy lejos de su tiempo. Ahora estaba bajo los efectos de un juego virtual.
Esperando la continuación, Neus…
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De este relato haré una continuación. 🙂 cuando no lo sé.. pero la tendrá.
Gracias por leerme!. Saludos
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