Vislumbré  en una de esas noches oscuras y frías, el rostro del terror. El humo del cigarrillo cubría su rostro. Consumiendo cada poro de su cara. Sus ojos vidriosos, me observaron por fragmentos de segundos. Percibí por primera vez en mi vida lo que era el miedo.

Intentó perseguirme con la mirada. Su rostro demacrado y consumido.  Se encontraba envenenado por tanto consumir humo. Me volví para ver si me seguía.

Vi su rostro esfumarse en la fría noche, hasta desaparecer por completo. No hay noche alguna que el rostro del terror, como yo lo llamé, aparezca en mis sueños.

Me pregunto si alguna vez volveré a verlo o simplemente ya no regrese jamás, De una cosa estoy convencida. Lo reconocería al instante.

Anuncio publicitario