Jhon dormía plácidamente, cuando una llamado de su jefe, desde el departamento policial, le despertó en mitad de la noche, para que fuera a investigar un sospechoso caso. Jhon pertenecía al departamento de investigación y criminología.

-Ring, Ring… – empezó a sonar el teléfono de Jhon, cerca de su mesita de noche.

-¿Diga? – respondió este con voz ronca, medio dormido.

-Jhon, soy Mickel. Siento despertarte a estas horas de la madrugada… – se disculpó

-¿Ha sucedido algo? – preguntó Jhon, mientras se frotaba los ojos.

-Hemos encontrado el cuerpo de la señora Flams sin vida. Residía en la casa del pantano.

-De acuerdo. Iré a echar un vistazo. A ver si puedo sonsacar alguna información, de lo sucedido.

-Gracias Jhon. Quedamos a tu espera. – respondió Mickel.

Jhon se vistió con lo primero que encontró. Mientras preparaba la máquina de café. Hacía unos años que se había separado de la que fue su mujer. Desde ese día, sus relaciones habían sido esporádicas, pero nunca más se planteó tener una relación seria. Si tenía ganas de estar con una mujer, para satisfacer sus necesidades varoniles, era tan fácil como marcar un número de teléfono y una chica de compañía se presentaba en su domicilio.

Su vida personal era solitaria. Pero Jhon lo prefería así, a pasarlo en pareja donde siempre aparecían discusiones que no llevaban a ningún lado. Veía a algunos de sus amigos casados, otros con hijos a su cargo, con los que apenas podía quedar, porque sus vidas se habían vuelto monótonas, rutinarias y con gustos muy distintos a los de Jhon.

Mientras arrancaba su auto, pensaba en que podría haber ocurrido en la casa del pantano. Se adentro en la autopista, encendió las luces y se sumergió, envuelto en la oscuridad de la noche.

Al llegar al lugar indicado, encontró varios policías, encargados de que nadie entrara sin permiso. Cerrando el paso con las cintas habituales y tomando huellas del lugar del crimen. Sus ojos se adaptaron a la oscuridad, dando paso a reconocer a a algunos de los policías que se encontraban en el lugar. No había sido el único en ser llamado.

-Buenas noches – Me han llamado para informar del crimen. Mi nombre es Jhon, criminólogo. Indico con un apretón de manos al policía encargado.
-Buenas noches – Sí, me han hablado de usted. Pase, por favor.

Ei impacto al ver a la señora Flams, fue más fuerte de lo que esperaba. La encontró tendida en el suelo, cerca de las escaleras que daban al porche. Era mujer menuda, con una gran autoestima y seguridad en sí misma. Una mujer sin miedos. Verla, cubierta por la mancha de sangre, le recordó que la vida es un camino por el que todos hemos de pasar, por muy fuertes o decididos que seamos, siempre hay algo o alguien que por fragmentos de segundos, nos arrebata la vida, dando paso a la muerte.

Las aguas del pantano se encontraban muy revueltas esa noche. Al acercarse, unos ojos diminutos le estaban observando en la cercanía.

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