Nocturna aparece en las noches, aunque sólo algunos tienen el privilegio de ver su silueta en las noches de luna llena. Privilegiados o no…No lo sé. Todavía no he tenido ocasión de averiguar, de contemplar lo que mis ojos desearían con fervor ver.
De ella solo se oye hablar, que camina por las calles más oscuras de noche, para no ser vista. Ella observa, atenta, de lejos, cada paso y cada movimiento. Muchos no creen en su leyenda. Es una leyenda entre muchos y una realidad para otros. Son pocos las que han visto su silueta en la noche cegados por una luna llena hermosa y radiante.
Una noche como tantas otras quedé observando por la ventana. Padeciendo de insomnio que no me permite que concilie bien el sueño. Quedé observando cómo brillaba la luna esa noche en particular. Absorto en mis pensamientos pensé en Nocturna. Así cómo vino a mi mente, la vi aparecer.
Su silueta, la de una mujer misteriosa. Tras de ella, la luna llena que esa noche brillaba con intensidad. Era hermosa, se movía con gracia y elegancia, a la vez que atraía a cualquiera que se cruzara en su camino. De una belleza exótica y sin igual, se movía al son de sus caderas mientras sus cabellos largos seguían el ritmo al andar.
Repentinamente la perdí de vista. Miré por un lado y por el otro sin encontrarla. Había desaparecido sin más, pero al menos tuve la conciencia de que por fin a mi vista había aparecido; la había visto aún en la lejanía, pero perfectamente la recordaría.
Creí poder dormir ahora más tranquilo, cuando al cerrar la ventana y pensar en acostarme, me giré y me encontré a Nocturna en mi habitación.
La vi sentada en el borde de la cama, con una pierna encima de la otra, dejando entrever uno de sus muslos perfectos de la minifalda que llevaba puesta. Mientras me miraba con esa mirada profunda y misteriosa, que quien sabe en qué estuviera pensando. Intenté articular palabra, pero me fue imposible, mi cara era el reflejo perfecto de la sorpresa.
Ella no dejaba de dedicarme una sonrisa con sus labios rojos. Su mirada verde me tenía atrapado. Poco a poco intenté acercarme a ella, sin ademán de asustarla.
-Nocturna – le saludé
-La misma – fue su respuesta.
-Grata sorpresa la mía, la de verte.. – susurré.
-Hace tiempo que te he estado observando, aunque tú no me has podido ver. Estaba demasiado escondida para que me pudieras ver – dijo mientras se levantaba despacio
-¿Eso es bueno? – o debería preocuparme – respondió Dann
-Humm – depende de cómo lo quieras ver – contestó entre una sonrisa pícara
Dann, dejó que siguiera hablando, mientras le rodeaba uno de sus brazos por el cuello y empezaba a dar vueltas a su alrededor.
-Sí, soy Nocturna. A la que muchos me conocéis por mi nombre pero pocos son los que han podido observarme de cerca. Tú eres el afortunado de tenerme a mi lado. En la misma habitación; aunque no debería….Pero es una larga historia.
-Entonces… –
-Dann, estoy cansada. – Se detuvo, mirando a los ojos al mortal que tenía delante.
Desde mi nacimiento fui conducida a un mundo distinto al de los humanos. Mis padres me pusieron Nocturna al nacer bajo el efecto de la luna luna. Ellos eran muy creyentes en su religión. Según su religión, cuyo nombre desconozco – nacía bajo el efecto de la luna llena, ésta debía ser aislada por un cierto tiempo para ser consagrada a a la eternidad.
Hicieron un prodigio que sólo me permitiera deambular de noche para ofrecer a los inmortales una Diosa cuando cumpliera sus 18 años y tatuaran en mí el escudo de la luna llena brindando homenaje por y para siempre. Ese era mi deber. Dar luz a la noche oscura, permanecer ligada a la luna y ser fiel a sus condiciones de no ser vista jamas bajo un mortal.
Si ese día llegara, el ser vista por un mortal o dejarme ver por uno de ellos. Perdería mis poderes de inmortalidad y dejaría de ser Nocturna; la leyenda de la que siempre se ha hablado y me sería desterrada del mundo del que vengo. Convirtiéndome en una mortal cualquiera….
Dann escuchó la historia con atención. Mientras una lágrima celeste resbalaba por las mejillas de Nocturna.
Dann- está sucediendo, me estoy convirtiendo en mortal – dicho esto se desmayo en las mullidas sábanas.
-¡Nocturna! – No te vayas de mi vida. – la balanceó para despertarla.
Incluso le roció agua sobre su rostro para despejarla. Mientras la agarraba por la cintura observo que el tatuaje de la luna llena se desvanecía,desapareciendo.
No hay mujer que me comprenda, no me dejes tú también. No te alejes de mi lado. Nocturna, permaneció lo que quedaba de la noche en brazos de Dann, sin este percatarse de las horas que transcurrían. Tan solo le importaba verla despertar. Ver de nuevo su mirada, notar su pulso. Un espasmo de dolor hizo sobresaltar a ambos.
-Tranquila, estoy a tu lado. – le tranquilizo Dann.
-Dann – empezando a recobrar el sentido.
-Shist – Descansa. – Me alegro de ver que has vuelto en sí.
-Pero ¿Cuanto tiempo ha transcurrido? – dijo alterada
-No importa el tiempo – Importas tú, sea cual sea tu nombre, tu historia.
Nocturna miró a los ojos, aún sin comprender los sentimientos tan profundos y reales que había tenido con ella durante todo el tiempo transcurrido. Lágrimas surcaron sus mejillas como un mar celestial.
El silencio se hizo en la habitación. Mientras se dejaba curar las heridas que llevaba por dentro de su ser tras unos largos años siendo la Nocturna que iba desapareciendo para dar lugar a una mortal cualquiera.
-¿De verdad te importo? – pregunto a Dann
-¿Que si de verdad me importas? – ningún mujer me ha demostrado tanta sinceridad como la tuya y tantas horas de tenerme a tu lado. Sus rostros se entrelazaron y en silencio se miraron hasta que sus labios se besaron.
-Nocturna ha desaparecido de mi ser… – Ahora no tengo nombre ni identidad. – susurró
-Celeste – como tus ojos – que han cambiado de color. ¿te gusta? – preguntó
-¿Que si me gusta? – Es el mejor nombre e identidad que me puedas ofrecer. Soy mortal como tú. A tú mundo, Dann quisiera pertenecer y si tú me lo permites a tú lado permanecer.
-Esta es tu casa, Celeste. Nunca te dejaré. – fundiéndose en un beso infinito se fusionaron.
Muy bueno…
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Gracias por leerme 🙂
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