De paso, by Neus Sintes

¿Cuántas vidas pasan por delante de nosotros al caminar por las calles?. Personas de todas las edades con sus vidas, cada una con sus diferentes historias. Vidas que empiezan a nacer, otras que se desvanecen para pasar al otro lado; al otro mundo.

Con mi café en la mano, junto a una terraza de la plaza, me quedo a veces a reflexionar, sobre la multitud de gente que hay y que en cada una de ellas habita una historia; su historia. Estamos de paso, ahora estamos aquí, mañana a esta misma hora, en otro lugar.

Mientras sorbía lo que quedaba de café, mis ojos se posaron en un chico que se encontraba apoyado en un árbol, no muy lejano a donde me encontraba, pero lo suficiente para que me quedará observándole sin que él se percatara de mi presencia.

De facciones varoniles, tez blanca y rostro anguloso. Sus cabellos negros y cortos, con un largo flequillo que le caía delante de sus ojos color verdes. Apoyado en un árbol, con su cigarrillo en la mano, exhalaba el humo. Se encontraba pensativo, mirando al infinito.

Era un chico muy peculiar, hasta lo encontraba interesante. Sus labios eran tan finos que no presentaba sonrisa alguna. ¿Por qué me atraía tanto?. Vestía Con su cazadora negra de cuello subido. Era tan peculiar y atractivo. Al dejar el cigarrillo, vi que en su muñeca llevaba una pulsera de cuero plateada, del mismo tono de color que los piercings que de una de sus orejas pude ver.

No me parecía el típico chico. Había algo en él que lo hacía diferente. No sabría decir el qué. Solo sé que percibí en él una aura diferente. No sabría explicarlo con palabras. Únicamente lo sentí en mi interior.

Después de exhalar la última calada del cigarrillo, se incorporó para marcharse,cuando me di cuenta de que su pulsera había caído al suelo. Me apresuré a levantarme, mientras veía cómo se alejaba de la plaza para adentrarse en la espesura del bosque. Sabía que tal vez no me daría tiempo a alcanzarlo, pero al menos recuperaría su pulsera. Cuando llegué, cogí la pulsera y vi unas iniciales que colgaban de ella S.I.L.A.S. ¿Sería su nombre?.

Vi su silueta alejarse, no tenía ninguna alternativa de poder correr a tanta velocidad. Se había alejado, pero no lo suficiente, tal vez, para poder oír mi voz.

-¡SILAS! – grité su nombre, en medio de aquel frondoso bosque.

Se detuvo en seco al oír su nombre. Y le vi girarse lentamente a medida que yo iba corriendo tras de él.

-¿Quién me llama? – preguntó – mientras me iba acercando a él.

-Me llamo Vita – respondí cuando ya estuve a su altura.

-¿Que quieres de mí? me preguntó escudriñando con la mirada, sin saber el motivo de mi llegada.

-Creo que esto te pertenece. – mientras le enseñaba la pulsera que minutos antes al suelo había ido a parar.

-Se te cayó al suelo cuando te propusiste marchar.

-Gracias. – me respondió. – sin dejar de mirarme, sorprendido.

-No hay de qué. – le respondí con una sonrisa. – No eres de aquí ¿verdad?

-No, no lo soy. Pertenezco a otro mundo. A otra dimensión que no sabría explicarte. Estoy de paso. Pero ahora debo regresar.

Detrás de su mirada indiferente habitaba una personalidad que yo deseaba conocer. – ¿Podrás llevarme algún día a conocer tu mundo? – dije de repente, impulsada por un hormigueo en el cuerpo.

-Vita, vendré a buscarte, si así lo deseas. Ahora tengo que terminar una misión que se me ha encomendado. No dudes, vendré a por ti, en el momento que menos te lo esperes y alzando unas alas detrás de su espalda, se dispuso a emprender el vuelo.

-No te olvidaré – fueron sus últimas palabras que me dijo cuando se volvió para mirarme.

Han transcurrido cinco meses después de ese encuentro con Silas. A veces recuerdo ese día, lo recuerdo a él. El misterioso chico del que surgieron unas hermosas alas. ¿Volvería a encontrarme con él?. .No dudaba en su palabra. Aunque apenas lo conocía. Sabía que algún día, no muy lejano, volveríamos a encontrarnos.