Natasha, paseaba acompañada de un silencio primaveral. Cuando se percató que se había alejado mucho de su casa…Cansada de caminar se sentó junto al primer cerezo que sus ojos vieron mas cercano, donde poder descansar.

Se sentó, apoyada en el cerezo mientras juntando las rodillas, sus párpados se cerraron poco a poco. Había perdido la noción del tiempo y una hermosa flor de cerezo cayó sobre sus rodillas. Abrió los ojos y la sostuvo con sus delicados y largos dedos, mientras la contemplaba absorta en sus pensamientos más profundos que nunca intentó sacar a la luz.Entonces comprendió el porqué de esa belleza que le cautivó su alma…

Muchos fueron los que le hablaron sobre la belleza y la magia de las flores de cerezo, pero no pudo entender su hermosura y no pudieron cautivarla hasta que una de ellas cayó sobre ella. Algo de esa magia cautivó tanto a Natasha, que se adentró en su interior un sentimiento nuevo. Un sentimiento oculto que tan solo necesitaba sacar a la luz. Los cerezos serían la fuente que la ayudarían a poder descubrir que ella también era digna de amar y ser amada.

Un joven pastor se acercó con su bastón a cuestas, cojeando. Con su perro labrador a su lado se acerca a Natasha. Desde entonces una hermosa historia surgió entre ellos. Rodeados de flores de cerezo, su amor creció y Natasha averiguó el sentimiento que tan oculto había permanecido durante tantos años.

Mientras caminaban en silencio, cogidos de la mano, las flore de cerezo rodeaban a la pareja. Natasha era la primera vez en muchos años que regresaba el sonido de su risa.

Un sentimiento de felicidad y belleza rodeaba su alma. Cerró los ojos, notando el tacto de las flores caer, a su alrededor. El cosquilleo, la hacía reír, sintiendo deseos de que su sentimiento de amar había despertado por fin. Deseaba amar, deseaba ser amada…Miró a lo lejos y contempló a su amado, dedicando una de sus mejores sonrisas, mientras una flor de cerezo soplaba en dirección a él, cerró los ojos y pensó uno de sus mas deseados deseos.

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