Hace muchos años existieron dos hermanas, ambas eran Diosas egipcias. Pero también muy diferentes la una de la otra. Totalmente opuestas. En primer lugar estaba Isis. Isis era conocida como una deidad femenina muy importante porque representaba a la Triple Diosa en un solo ser. Significaba que reunía todos los atributos de las demás Diosas egipcias.
Para todos los que la conocían o habían oído hablar de ella le tenían un gran respeto. Con el tiempo llegó a ser considerada por los egipcios como «la Reina de los dioses» o «Gran diosa madre».
Otra de las diosas egipcias más poderosas era Neftis, hermana de Isis. Neftis era considerada como la deidad del fuego y simbolizaba la noche, la oscuridad, las tinieblas y la muerte, teniendo un papel más que opuesto y complementario al de su hermana Isis.
Sin embargo el papel de Neftis era muy importante. Guiaba a los viajeros en el desierto y conducía a los muertos a otra vida, entonando unos cánticos sagrados que facilitaban esta transición.
Dennis, príncipe de un conocido Reino del Monte Sinaí, más por aquéllos habitantes que vivían en las montañas, anduvo con su camello a cuestas, rumbo a ver más mundo del que le rodeaba. Aventurero por naturaleza y amante de nuevas aventuras, llegó hasta Egipto donde se percató de la presencia de ambas Diosas.
Impregnado por la belleza inmaculada que desprendía Isis, quiso conocerla mejor. Poseía belleza pero también un gran corazón. Con el tiempo Isis y Dennis se enamoraron.
Por otro lado, la envidia y los celos invadían a su hermana, quien se creía ser ella la mas bella. Pero la oscuridad se ocultaba bajo su belleza. Muchos fueron los hombres que se enamoraron de Neftis, pero al conocerla más a fondo se daban cuenta de su frialdad y se alejaban de ella…
Consumida Neftis por los celos, se adentro en la oscuridad y conjuro un hechizo, haciendo que su hermana quedara dormida en un profundo y largo sueño, del cual no despertaría.
Para sorpresa de Netfis, Dennis, decidió quedarse al lado de Isis, hasta su despertar. El joven dolido no dejaba de visitarla en sus aposentos. Con la ausencia de su hermana, Neftis deseó ganarse la admiración de los demás, pero jugar con la oscuridad también traía sus consecuencias.
Eres el agua que has logrado despertar mi sed
Un hechizo de luna recorriendo
Has logrado enamorarme por primera vez
Eres la magia que no estaba cuando la busque
La que lleva mis noches en vela.
Como pedirle al cielo ver tus ojos abrirse de nuevo
Como ponerme frío y saber de verdad que los sueños son sueños
y lo nuestro es real
Eres el agua que has logrado despertar mi sed
Un hechizo…
Radiante y hermosa como la primera vez, el conjuro se rompió. El rostro de Netfis se convirtió en un poema, surcado de los celos que le corroían por dentro y por fuera. Consumida por la rabia y la envidia, el saber de que nada había servido haber dormido a su hermana. El amor la había despertado y aumentado su belleza y juventud.
La oscuridad siempre exige un precio bastante alto
Me encantó tu relato. La mitología egipcia, al igual que su arquitectura, es fascinante *-*
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Gracias Nelson 🙂 Compartir la historia siempre es bonito. Más si es dándole un toque de moraleja a la historia. Saludos
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Pienso que esa es la mejor parte de una historia: la enseñanza que le deja al lector. Saludos xD
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Referente a la oscuridad – como digo yo: es como hacer un pacto con el Diablo.
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