Cuántas veces no hemos leído sobre el bien y el mal. Sobre lo correcto e incorrecto. Relacionando el el diablo con el mal y en la creencia de un Dios con el bien. La oscuridad con el color negro de la noche y la Luz con el color blanco de la bondad.

El símbolo del Ying y el Yang se nos representa como dos caras opuestas una negra y la otra blanca, simbolizando el bien y el mal.

Sin ir más lejos, las personas tenemos ambos lados que nos diferencian de ser como somos. Podemos ser bondadosos o poder convertirnos en el propio diablo. Entonces, el Diablo no existe en realidad, sino que abunda en nuestro ser, en nuestro yo interior, al igual que nuestra bondad.

De pequeños nos hacen tener miedo acerca de historias sobre un ser despiadado que no cree en la bondad. Que reside en la oscuridad. Cuando uno va creciendo, en su interior crece ese diablo del que tanto se nos ha hablado. Algunas, no todas las personas, hacemos liberar de nuestro cuerpo, de nuestro interior esa parte de maldad que tenemos dentro. Hacemos liberar al diablo del que tanto nos han hablado.

«Porque al fin y al cabo la bondad y la maldad residen en un solo cuerpo.»

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