Todos conocemos la historia de cómo la luna se junta con el Sol provocando así una eclipse. Cierta ocasión, cuando este fenómeno volvió a suceder, como tantas otros años. Un milagro se fue formándose en el cielo.
De ese milagro entre la Luna y el Sol, nació una hija.
Cuando la hija de la Luna fue creciendo, la Luna la mandó bajar a la Tierra para que conociera el mundo. Ely, no sabía más que las historias de su madre le había narrado. De ese modo decidió bajar a la tierra. Un lugar desconocido y muy grande en el que sus pies pisaban. De ojos cristalinos y cabellera dorada, emprendió un camino sin rumbo fijo. Muchas noches se refugiaba en los arbustos y se quedaba mirando a su madre, solitaria.
De día observaba a su padre, El Sol. Fiel a su compromiso de Astro y el de alumbrar el día. Muchas ocasiones una punzada de dolor sentía en el pecho al ver que sus padres fueron separados para cumplir la función del Día y de la Noche.
Desde el cielo su madre le hablaba por las noches, susurrándole que tenía que ser valiente y emprender un nuevo camino en la Tierra. Había llegado la hora de conocer la Tierra. Ely había tenido que bajar a la Tierra por orden del Superior.
Avanzó por caminos desconocidos que la llevaron a ver cómo era el mundo. Observaba a aquellas humanos en silencio, meditando sobre su comportamiento y su forma de ser y de actuar. Intentó a lo largo de un tiempo comprender que la Tierra no era un mundo tan perfecto. Las leyendas de su madre eran ciertas por un lado, pero por otro había facetas de ese mundo que no le había contado su madre, tal vez porque las desconocía.
Continuará…
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Lo seguiré leyendo… Me ha interesado.
Quiero saber más sobre ese milagro surgido entre el Sol y la Luna, llamada Ely…
Saludos.
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Gracias.
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