Me pregunto que he hecho para poder perderte. Solo el vacío me he encontrado esta mañana al ver que a mi lado no estabas. Un hueco frío y húmedo has dejado en el. Te has ido, con tus maletas a cuestas, en silencio…Dejándome la presencia de la soledad. La soledad, que me hace empequeñecer, me hunde como un barco, bajo el fondo del mar.
Apenas una nota has dejado, ningún rastro de tu presencia hay en la casa. Solo tu aroma, aún fresco de la mañana siento al despertar de esta triste pesadilla. Mi error, nuestro error, fue el no hablar de los problemas que nos rodeaban. Permanecían en silencio, como un miembro más que alborota, que derrumba y rompe una relación. Aunque invisible a nuestros ojos, se percibe, se siente, se huele…
¿Por qué no haber hablado?, aunque ahora es tarde, demasiado tarde. Tu ausencia en la casa. La soledad en tu lugar has dejado. Abrumado, desconcertado por no haber hallado una solución a nuestros problemas, que tal vez se hubieran solucionado o tal vez no. Pero ahora queda la duda. Esa duda que en mi interior de mi mente da vueltas sin parar.
Volverte a ver…sueño con ese día, en verte de nuevo y en el que sea posible una segunda oportunidad.
La ansiedad te abraza y no te suelta fácilmente, es una amante celosa de aquellas que cuando crees que no te observa te sacude con sus miedos, te quema por dentro y te hace ver el mundo de una forma más negativa. Son los sueños no cumplidos, las metas que nunca se logran…Por eso tiene celos, celos de que veas que hay luz, que hay victorias y que si te esfuerzas puedes lograr tus objetivos.
Siempre hay que dar un paso más.
B.
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